En el blog de la Catedral de Ourense, www.catedralourense.blogspot.com vamos encontrando, actualizadas semanalmente, las crónicas y fotografías que tienen lugar en la Catedral de San Martiño de Ourense, como es el caso de la solemnidad de Corpus Christi que celebrábamos el domingo 2 de mayo, presidida por el Sr. Deán, D. José Pérez Domínguez, con la procesión acompañando al Santísimo por las calles de la ciudad.
En su homilía, el Sr. Deán quiso destacar que «en este año de preparación al congreso eucarístico de Quito y al año santo romano del 2025 subrayamos que la Eucaristía es el corazón de la iniciación cristiana. Los obispos españoles nos piden, muy preocupados, que recuperemos el verdadero sentido cristiano de la primera comunión para nuestros niños. Hoy nos van a acompañar en la procesión del Corpus muchos niños y niñas que han comulgado por primera vez. En la primera comunión los niños se convierten en los personajes centrales. Sus padres y sus familiares así lo entienden. Pero tengamos mucho cuidado en que los regalos, el banquete, el ambiente de fiesta, el prestigio social, vayan a convertirse en el objetivo prioritario, (…) preguntémnos nos qué importancia damos a la comunión de nuestros hijos, que por primera vez se acercan al altar? De hecho, la primera comunión supone el caminar de los padres al lado de sus hijos en la iniciación cristiana; en el crecimiento y desarrollo de su vida espiritual; en el ambiente cristiano vivido en familia; en la enseñanza e introducción a la vida de oración; en ir con ellos a la Iglesia en domingo y fiestas de guardar, participando en la Misa y en la comunión, debidamente preparados. Pero no nos olvidamos de inculcar en los más pequeños la vertiente caritativa y social de la Eucaristía. Como pueden ver, son muchas las responsabilidades que se le piden a los padres y madres; pero no están solos; la comunidad parroquial camina con ellos y está siempre a su lado.
Hoy, en el día de Caritas, los cristianos debemos comprometernos en ser pan que se parte y reparte entre nuestros hermanos y hermanas, especialmente los más pobres y vulnerables, hambrientos de pan, justicia y dignidad. «En verdad la vocación de cada uno de nosotros consiste en ser, junto con Jesús, pan partido para la vida del mundo» (SCa 88)».