En un acto conducido por el comunicador de Cope Ourense Vidal López, el Vicario para el Patrimonio y el Sostenimiento de la Iglesia, D. Raúl Alfonso González, ponía de relieve, precisamente en este mes en que acabamos de celebrar el Día de la Iglesia Diocesana, a importancia del compromiso, la implicación de todos y la corresponsabilidad a la hora de que tantas iniciativas como se recogen en esa memoria anual puedan salir adelante.
La labor de sacerdotes, religiosas y religiosos, catequistas, más de mil catequistas en nuestra Diócesis que entregan su tiempo en esfuerzo sin recibir nada a cambio, los miles de alumnos y cientos de trabajadores, más de quinientos, en centros educativos concertados llenan las páginas de una memoria donde vemos reflejada también la labor del Seminario Menor, Seminario Mayor y Redemptoris Mater, los centros de formación propiamente diocesanos, Instituto Teológico Divino Maestro, Centro de Ciencias Religiosas San Martín, abiertos a toda la sociedad, el Instituto da Familia, con programas de ayuda a las familias con más de 7.000 usuarios para ayudarles en los retos a los que se enfrentan, en la adolescencia, en la tercera edad… todas las Delegaciones episcopales que trabajan en distintos ámbitos, las más de 30.000 personas asistidas por Cáritas, los 19 proyectos de construcción o rehabilitación del patrimonio religioso y cultural llevados a cabo en el año 2022 en nuestra Diócesis o el nuevo centro de atención pastoral en A Valenzá puesto en marcha en 2022, entre otras muchas realidades.
En el año 2022 se celebraron en la Diócesis más de 130.000 Misas a las que asistieron más de 55.000 fieles, y más de 36.000 personas visitaron la Catedral de Ourense.
Cifras detrás de las cuales hay rostros y personas concretas, algunas de ellas representadas en este acto, bien sea con su presencia física o a través de vídeos que hacen un recorrido por estas y otras muchas realidades. Una memoria, la del año 2022, en la que encontramos también momentos y vivencias concretas de ese año, como la página dedicada a la ayuda a Ucrania: en Ribadavia se cedió la zona de habitaciones del convento de San Francisco al Concello para la acogida de más de veinte personas. El Seminario Menor también acogió a más de medio centenar de refugiados, en O Carballiño se aunaron esfuerzos también para hacer llegar un autobús y varios camiones a la frontera con Ucrania, varios sacerdotes y voluntario se desplazaron hasta allí. Por supuesto Cáritas estuvo desde el primer momento haciendo llegar ayuda humanitaria a Cáritas Ucrania. A todo ello se unió la colecta a la que nos instaba el Sr. Obispo en el momento en que comenzó la guerra, enviando más de 20.000 euros directamente al papa Francisco para la ayuda a Ucrania…
2022 fue también el año que comenzamos con el Sínodo diocesano recién clausurado. El Sr. Obispo recibía los acuerdos alcanzados en la Asamblea Sinodal y, sobre ellos, se empezaban a preparar las Constituciones Sinodales que hoy tenemos en nuestras manos. En ese momento nos preparábamos para participar, también, como Iglesia diocesana en el Sínodo de los Obispos convocado por el Papa Francisco. Es decir, nos dábamos cuenta de que hay que continuar caminando juntos y unidos.
La presentación de la memoria de actividades de la Diócesis este año dio cuenta también de compromisos y deseos cumplidos: el año anterior nos habíamos fijado el reto de conseguir financiación para que el comedor de Cáritas diocesana pudiese contar con un psicólogo que prestase atención a los usuarios del comedor en el entorno a donde acuden cada día y donde se sienten cómodos y seguros. Este año se pudo contar con la presencia de Juan Blanco, el psicólogo contratado a raíz de ese compromiso y que, tras comenzar acudiendo al comedor varios días a la semana, forma parte ya del personal de este servicio a jornada completa con la consolidación del programa Agarimo que está pendiente de acompañar y ayudar a los usuarios en todo momento.
En definitiva, tal y como destacaba Monseñor Lemos Montanet al clausurar el acto, la presentación de la memoria de actividades de la Diócesis, en este mes de noviembre en el que hemos celebrado el día de la Iglesia diocesana busca dejar, sobre todo, una nota de agradecimiento al compromiso de tantas personas que, muchas veces de manera discreta y callada, llevan años, décadas incluso, entregadas a los demás a través de la Iglesia, de modo que seamos conscientes del inmenso valor de esta labor y de cómo repercute en la vida de los demás y en la sociedad.

